“Existe una relación directa entre la calidad tecnológica y el valor de cada empresa”
Una sentencia muy categórica, pero que seguramente todos podemos llegar a asumir como cierta. Pero no solamente hablamos de internet como un nuevo canal, un extra a los que existían, potente en cuanto a aceptación social y ahorro de costes; algo más que una tendencia, pero básicamente enlazado al ámbito comercial de las empresas.
Algunos, los early adopters apostaban por transformar la sociedad con esta nueva revolución tecnológica (que así se tratará en los libros de historia), llegando a muchos más ámbitos que el exclusivamente comercial, pudiendo extenderse a todo el funcionamiento de una organización.
Pero en honor a la verdad, el camino hacia esa transformación había sido hasta ahora lento, y casi se podría decir que, impuesto por los fabricantes, que con su gran influencia nos habían marcado hasta ahora un roadmap razonable de esta transformación.
Pero, al finalizar el primer trimestre del 2020 llegó la pandemia del COVID-19 y con eso se han acelerado todos los planes, para quienes los tenían, o se han creado de la noche a la mañana, para los que no los tenían, que han tenido que redefinir al vuelo el modelo del workplace, del puesto de trabajo.