La infraestructura digital europea podría estar a punto de experimentar un giro decisivo. Según ha revelado Euractiv, la Comisión Europea en Bruselas mantiene conversaciones avanzadas para sustituir sus servicios en Microsoft Azure por soluciones de proveedores europeos, siendo OVHcloud el principal candidato. Este posible cambio no solo marca una transformación tecnológica, sino también un paso simbólico hacia la soberanía digital del continente.
Un cambio de paradigma: de la dependencia tecnológica a la autonomía estratégica
La decisión de reconsiderar el contrato actual con Azure no se basa únicamente en criterios técnicos o financieros. El detonante habría sido una reciente orden ejecutiva de EE. UU., que llevó a Microsoft a restringir el acceso a servicios para un empleado de una institución europea. Este hecho ha encendido las alarmas en Bruselas y ha reforzado el argumento de que depender de proveedores estadounidenses puede representar un riesgo geopolítico y de privacidad.
En este contexto, la soberanía tecnológica se convierte en un objetivo político prioritario. La comisaria Henna Virkkunen, responsable de las direcciones generales DG CNECT y DG DIGIT, está liderando el proceso de transición, alineando políticas y recursos para acelerar la adopción de tecnologías nativas del continente.
OVHcloud al frente: ¿qué tiene que ofrecer?
OVHcloud, con sede en Roubaix (Francia), ha consolidado su posición como el referente europeo de Bruselas en soluciones de nube pública, privada e híbrida. Sus centros de datos distribuidos por Europa y su enfoque centrado en la protección de datos conforme al RGPD lo convierten en el favorito de los reguladores europeos. Un portavoz de la empresa confirmó que las conversaciones están en marcha tanto con la Comisión como con otras instituciones interesadas en migrar a entornos cloud soberanos.
Junto a OVHcloud también se evalúan propuestas de otros proveedores europeos como IONOS, Scaleway y Aruba, aunque ninguno parece contar con la infraestructura ni la proyección institucional del gigante francés.
Consecuencias para el ecosistema tecnológico europeo
De concretarse esta transición, el efecto dominó no se haría esperar. Las administraciones públicas nacionales podrían seguir los pasos de la Comisión, canalizando contratos y recursos hacia empresas tecnológicas europeas. Esto impulsaría la innovación local, fomentaría la competitividad frente a los grandes actores estadounidenses y contribuiría a consolidar un marco de confianza digital basado en valores comunitarios.
La estrategia europea no es aislada. Hace apenas unas semanas, Dinamarca anunció su intención de sustituir productos de Microsoft como Windows y Microsoft 365 por software de código abierto. El mensaje es claro: Europa quiere recuperar el control de su infraestructura digital y minimizar dependencias externas.

Sin embargo, no todo es sencillo. Los proveedores europeos aún deben demostrar que pueden competir en escalabilidad, soporte global y funcionalidades avanzadas frente a las grandes plataformas como Azure, AWS o Google Cloud. La inversión en investigación, ciberseguridad y servicios gestionados será clave para cerrar esa brecha tecnológica.
Además, el proceso de migración de servicios críticos representa un reto operativo colosal. La Comisión deberá garantizar una transición segura, sin interrupciones y con plena compatibilidad entre sistemas.
¿Una oportunidad histórica?
Lo que está en juego no es solo una elección entre proveedores cloud, sino el modelo digital que Bruselas quiere construir para sí misma con OVHcloud. Este, simboliza esa posibilidad de autonomía, resiliencia y control normativo. Si la Comisión Europea da el paso, marcará un precedente que podría redibujar el mapa tecnológico global.
En un mundo cada vez más conectado —y competitivo—, la soberanía digital ya no es una opción ideológica, sino una necesidad estratégica.