La tecnología robótica ha avanzado a pasos agigantados en las últimas décadas, pero la interacción entre humanos y máquinas sigue teniendo barreras difíciles de superar. La startup Intempus, fundada por Teddy Warner, está buscando cambiar la manera en que los robots – junto con tecnología de I.A – comprenden y responden a su entorno mediante la incorporación de estados fisiológicos humanos.
Esta innovación no solo pretende hacer que los robots sean más fáciles de entender para los humanos, sino que también busca mejorar la manera en que las máquinas aprenden y procesan información. Al dotar a los robots de un estado fisiológico similar al humano, Warner espera mejorar la predictibilidad de sus movimientos y reacciones, lo que tiene implicaciones significativas en el desarrollo de la inteligencia artificial.
¿Por qué darles estados fisiológicos a los robots?
Uno de los mayores desafíos en el desarrollo de inteligencia artificial avanzada es la falta de comprensión de las dinámicas del mundo real. Actualmente, los modelos de IA suelen funcionar bajo un esquema de causa y efecto, donde los robots actúan directamente a partir de una observación sin pasar por un estado intermedio que les permita procesar lo que han percibido de una manera más natural.
Según Warner, los humanos y los animales no reaccionan simplemente a los estímulos, sino que procesan la información a través de cambios fisiológicos como el ritmo cardíaco, la temperatura corporal y la sudoración. Implementar estas características en los robots podría ser la clave para dotarlos de una mayor capacidad de aprendizaje y adaptación.
La tecnología detrás de Intempus
Para hacer realidad este enfoque, Warner y su equipo han estado investigando diversas fuentes de datos fisiológicos que pueden ser aplicadas a los robots. Inicialmente, experimentaron con datos de fMRI (imagen por resonancia magnética funcional), pero no lograron los resultados esperados. Sin embargo, cuando comenzaron a trabajar con información de sensores de sudor, los avances fueron mucho más prometedores.
Actualmente, Intempus ha ampliado su alcance a otros datos biométricos como la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca y la fotopletismografía, que mide los cambios en el volumen sanguíneo en la piel. Estos parámetros pueden ayudar a los robots a expresar emociones de una manera similar a los humanos, facilitando la comunicación y la colaboración con las personas.

La propuesta de Warner ha captado la atención de varias empresas del sector, y Intempus ya ha firmado acuerdos con siete socios empresariales para comenzar a aplicar su tecnología a robots existentes. Esta colaboración busca mejorar la interacción humano-máquina en sectores como la atención al cliente, la medicina y la educación.
Además, el proyecto forma parte de la Thiel Fellowship, una iniciativa creada por Peter Thiel que apoya a jóvenes emprendedores con financiamiento para desarrollar ideas innovadoras. Esto podría acelerar el desarrollo de Intempus y ayudar a escalar su tecnología a nivel global.
El futuro de los robots emocionalmente inteligentes
Aunque Intempus actualmente se enfoca en adaptar robots ya existentes, Warner no descarta que en el futuro la empresa pueda diseñar sus propios robots con capacidades emocionales mejoradas. La idea es que los robots puedan transmitir estados como alegría, estrés o calma, facilitando interacciones más naturales y predictivas para los humanos.
El próximo paso será realizar pruebas con humanos para evaluar cómo perciben y responden a estas máquinas. Según Warner, los próximos meses serán cruciales para demostrar la viabilidad de su tecnología y expandir su aplicación a nuevos sectores.
Intempus está desafiando la forma tradicional en que concebimos la robótica. Al dotar a los robots de estados fisiológicos humanos, la compañía busca cerrar la brecha entre las máquinas y las personas, mejorando la comunicación, la predicción de movimientos y la capacidad de aprendizaje de la inteligencia artificial.
Si esta tecnología logra avanzar con éxito, podríamos estar ante un cambio radical en la manera en que los robots se integran en nuestra sociedad, pasando de ser herramientas automatizadas a asistentes con un nivel de percepción mucho más cercano al de los seres humanos.