Hace pocos meses, aunque ya parezca una eternidad, se anunció una nueva marca para la compañía donde trabajo: Lãberit. La dirección de la empresa, así como el equipo de comunicación, asumían el gran reto de cambiar nuestro día a día, porque en cada contacto, en cada correo electrónico, en cada tarjeta digital, en nuestros perfiles de redes sociales, web, en todo nuestro mundo digital, aparece nuestro nombre, nuestra identidad, nuestra visión y misión.
En aquellos momentos, la relación más directa con la nueva marca que me vino a la mente fue “laberinto”. Según el neuromarketing, fue algo lógico, pues nuestro cerebro tiende a asociar ideas y conceptos.
Hay muchas experiencias en este sentido, por ejemplo, si le preguntas a una persona sentada frente a un espejo de qué color se pondría una corbata, la respuesta será el color de la única persona con corbata que pasó durante esos momentos a su espalda.
De forma parecida se impregnan las marcas y así sabemos que el logo de Coca-Cola es rojo o que el de Heineken es verde. La parte más conceptual de los colores, nombres o imágenes, se hace en la parte del cerebro que asocia la ideas.
Sin embargo, en ocasiones, las asociaciones son realmente complejas. En mi caso, cuando procesé la marca Lãberit, pensé en una película de los años 80, Juegos de Guerra.
Las asociaciones tienen que ver con las experiencias, con la confianza, ilusión, sensaciones, los sentidos… y me preguntaba por qué llegó a mi mente «Juegos de Guerra». Se trata de una película poco influyente, no muy conocida, ni siquiera por los que en aquellos momentos jugábamos con un Amstrad CPC 264, un ordenador prehistórico, antes de Windows 95.
Pasaron semanas dándole vueltas al tema… hasta hoy.
Para encontrar la solución era necesario ver la película de nuevo, así probablemente todo sería más sencillo. Lo primero era encontrarla. Para saber dónde encontrar una película o serie y volver a verla, os recomiendo justwatch.com, ahí encontré War Games, de 1983.
Podía volver a verla en Filmin o en Apple TV, por supuesto pagando,
¿Quién quiere ver una «peli» de los años 80 con una puntuación de 7,1 si no es pagando?
La película tiene el siguiente argumento: un joven de 16 años, haciendo gala de sus conocimientos en computadoras, se cuela por curiosidad en el sistema informático del departamento de defensa de EE.UU. En esos instantes, jugando, simula un ataque termonuclear real entre EE.UU. y la URSS.
En la película se da a entender que para poder “jugar una guerra” hay que dominar los juegos básicos: backgammon, ajedrez, damas… Se manifiesta la teoría de los juegos de John Von Neumann, matemático de origen húngaro con grandes contribuciones a la física cuántica y las ciencias de la computación (aunque se le asocia mayoritariamente al proyecto Manhattan)
John Von Neumann fue el inventor, en 1945, del conocido algoritmo Merge Sort, en el cual la primera y segunda mitad de un array (vector) se clasifican recursivamente por separado y luego se fusionan juntas, la base de lo que hoy es la sincronización de datos.
Nada de todo esto lo asociaba a la idea de Lãberit, hasta que aparece en la película un personaje enigmático, Stephen Falken.
«El laberinto de Falken» es la base de los trabajos de Stephen Falken, un brillante investigador en inteligencia artificial. Os invito a buscar referencias de este personaje que, hasta donde he podido llegar, es pura ciencia ficción. ¡Pero sigo buscando!
En cualquiera de los casos, ¡cómo es nuestro cerebro!, ¡cómo asocia las ideas y los conceptos!
Lãberit es un mensaje claro a convertir lo mejor de las personas, las tecnologías y la labor permanente de seguir innovando, colocando como máxima la idea principal del «Laberinto de Falken»: Is this real or is it a game? What’s the difference? ¿Es esto real o es un juego? ¿Cuál es la diferencia?
La diferencia es hacer posible lo que parecía increíblemente imposible, hacer la mejor tecnología al servicio de las personas.
Artículo escrito por Julián Lorenzo – Business Manager Business Unit CRM & Dynamics 365 en Lãberit.