¿Sabías qué? – El disquete sigue vigente

Hoy en día, Japón está a la vanguardia de la electrónica de consumo, la robótica y la investigación aeroespacial. En ese sentido, se podría pensar que la nación no tiene problemas para dejar atrás el pasado. Sin embargo, en este país (y otros), el disquete sigue vigente hoy en día.

Tecnología, ¿obsoleta?

La cultura popular siempre ha tenido a Japón al frente del progreso tecnológico; a raíz de su derrota en la segunda guerra mundial, el país sufrió un profundo cambio de mentalidad y la sociedad japonesa se volcó en construir un legado industrial que todavía perdura.

Este legado ha transformado el país nipón y ha derivado, entre otras cosas y dentro del mundo de la informática, a llevar una férrea legislación de más de 1.900 normativas que determinan cómo deben compartirse los datos. De hecho, un montón de ellas siguen exigiendo el uso de disquetes, aunque ya hay visos para extinguirlos por completo en pos de otros medios más fiables y modernos.

Esto llevó a una perpleja Tara Kono, Ministra de Asuntos Digitales de Japón, a preguntar: «¿Dónde se compra un disquete hoy en día?». Pero parece que Japón no es el único país que sigue usando desde hace mucho tiempo este medio de almacenamiento.

Sigue vigente hoy en día

Si retrocedemos hasta mediados de los noventa, todo el mundo los utilizaba. El disquete estaba en su apogeo, con más de cinco mil millones de unidades vendidas en todo el mundo, y casi ningún oficinista o estudiante salía de casa sin uno en el bolsillo. Sin embargo, en 1998, Apple anunció que abandonaba la disquetera cuando lanzó el iMac G3. Aquello fue la crónica de una muerte anunciada… ¿o quizás no?

En marzo de 2011, solo se vendían 12 millones de disquetes de 3,5 pulgadas al año en Japón, ante la creciente popularidad de los soportes ópticos como el CD, las memorias USB o la nube. Sony, que tenía una cuota de mercado del 70%, dejó entonces de vender el formato que había introducido en 1982.

Sin embargo, fue entonces cuando un antiguo abogado fiscal, llamado Tom Persky, se hizo con un par de millones de discos, aumentando una colección de disquetes que ya era considerable. Quiso seguir vendiéndolos y hoy le quedan unos 500.000, proclamándose el último hombre en pie en el negocio de los disquetes.

Los disquetes de Persky se guardan en un almacén de Lake Forest, California. Además de discos de 3,5 pulgadas, Persky también tiene de 5,25 y 8 pulgadas, que forman el stock de una empresa llamada floppydisk.com que lleva más de 20 años funcionando.

Los disquetes son un soporte flexible

Hay muchas razones por las que los disquetes se siguen utilizando. Persky señala que son un medio de almacenamiento para muchos dispositivos informáticos sanitarios en EE.UU, por ejemplo, y también se utilizan en aviación.

El Departamento de Defensa de EE.UU. tenía reservas hasta 2019, a pesar de su limitada capacidad. De hecho, el libro Floppy Disk Fever: The Curious Afterlives Of A Flexible Medium incluye entrevistas y testimonios de personas que siguen utilizándolos, ya sea para archivar o para distribuir películas.

«Nunca he tenido un cliente gubernamental japonés, pero sí tengo clientes japoneses que conservan juegos antiguos o utilizan los discos para aparatos de música o pianos. También me han contactado gobiernos de todo el mundo, sobre todo de Estados Unidos.»

Tom Persky, abogado fiscal que se dedica a vender disquetes en pleno 2023.

Usuarios de disquetes por categorías

En general, los usuarios de este soporte físico pertenecen a tres categorías. Están los aficionados que intentan conservar soportes antiguos o juegos y programas antiguos; luego hay un grupo de usuarios industriales que compraron máquinas que necesitan disquetes para meter y sacar información; por último, hay gente que quiere disquetes para proyectos artísticos u otras promociones.

Un soporte caduco

Dado que el mercado depende tanto de los discos de segunda mano, es obvio plantearse algunas preguntas. Para empezar, ¿cuánto duran realmente los disquetes? ¿Existe alguna ventaja en comprar discos nuevos?

Según la experiencia de Yoichi Ono, funcionario de Tokio, los disquetes son fiables: «Casi nunca se rompían ni perdían datos«, declaró a Nikkei Asia en 2021.

Sin embargo, según un informe de 2005 del New York Times, se estimaba que los disquetes de 3,5 pulgadas tenían una vida útil de sólo diez años, siempre que se manipularan y almacenaran con cuidado.

Entre los problemas de conservación más notables, está el deterioro de los propios datos gracias a la putrefacción de bits y al repelimiento de las cargas magnéticas densamente agrupadas. Las partículas magnéticas tienden a realinearse para alcanzar el equilibrio. Esto se conoce como precipicio digital. Una vez que demasiados datos se han vuelto ambiguos, es imposible determinar su estado original.

Recuperar un disquete hoy en día

Quizá la forma más sencilla de ver el contenido de un disco sea ejecutarlo a través de su hardware original. Otra forma es conseguir una disquetera que funcione y conectarla a un ordenador moderno. Windows 10 y Windows 11 todavía son compatibles con el formato de disquete y se pueden usar unidades de disquete USB de 3,5 pulgadas.

Sin embargo, la situación es más complicada en lo que respecta a las unidades de disquete de 5,25 o 3 pulgadas. No se pueden comprar versiones USB y su conexión con terminales modernos es harto difícil.

Curiosamente, dentro de la variedad de tamaños, los discos de 5,25 pulgadas son relativamente resistentes, y aguantas más el paso del tiempo. Aunque todo suma, el hecho de conservar estos soportes físicos en óptimas condiciones ayuda a que su durabilidad se dilate en el tiempo.

De hecho, según Persky, durante tareas de recuperación de datos en su empresa, se pudieron recuperar 127 (de un total de 130) discos, con información grabada desde 1990.

Otros medios, ¿correrán la misma suerte?

Los soportes físicos en la informática han ido evolucionando conforme han aparecido nuevas tecnologías que los sustituyan, pero los factores nostálgicos y coleccionistas hacen mella y se resisten a desaparecer. La conservación de estos medios se vuelve entonces una cuestión meramente personal.

Solo en algunos casos de extrema seguridad, como el manejo de información en puntos críticos (centrales nucleares por ejemplo, sin conexión a internet), justifican aún el uso de esos soportes ya obsoletos.

La nube ha acelerado mucho el proceso, y tanto a nivel de usuario como a nivel industrial, el paso del tiempo también es inexorable para la informática.

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