La transformación digital avanza a ritmo vertiginoso, y los agentes de inteligencia artificial (IA) se perfilan como piezas clave para la productividad, innovación y ahorro de costes en las organizaciones. Sin embargo, según un informe reciente de Capgemini, el verdadero obstáculo no es tecnológico: es la falta de confianza.
Un potencial económico desaprovechado
El informe revela que los agentes de IA podrían generar hasta 450.000 millones de dólares en beneficios económicos en los próximos tres años, principalmente por el aumento de ingresos y la reducción de costes. Las empresas que ya han escalado la implementación tienen proyecciones de retorno mucho más altas: hasta 382 millones de dólares frente a los 76 millones de aquellas aún en fases tempranas.

A pesar del interés, solo el 2% de las organizaciones ha desplegado estos sistemas a gran escala. El 93% de los líderes empresariales cree que escalar la IA en los próximos 12 meses otorgará una ventaja competitiva significativa, pero la mayoría aún está en fase de planificación o piloto.
Uno de los grandes escollos: la autonomía de los agentes. Apenas el 15% de los procesos operan con IA semiautónoma o plenamente autónoma, y muchos ejecutivos continúan apostando por la supervisión humana directa, temiendo que la autonomía comprometa el control o la calidad.
El camino hacia la confianza en la IA
La confianza no se gana de la noche a la mañana. El informe destaca que la confianza aumenta conforme las organizaciones avanzan en la implementación: el 47% de las que ya están aplicando IA presentan altos niveles de confianza, frente al 37% de aquellas que están explorando posibilidades.
Capgemini recomienda formar equipos mixtos humano-IA, lo que puede traducirse en mejoras clave como:
- Aumento del 65% en tareas de alto valor
- Mejora del 53% en creatividad
- Incremento del 49% en la satisfacción laboral
Reimaginar procesos con mentalidad IA-first
Adoptar agentes inteligentes no consiste solo en introducir tecnología, sino en transformar de raíz procesos y culturas organizativas. Un enfoque “IA-first” exige rediseñar flujos de trabajo, invertir en formación ética y responsable, y fomentar entornos donde la IA complementa y potencia las decisiones humanas.