En cualquier caso que haya problemas, siempre o casi siempre aparece un héroe arquetípico que «salva el día». Soldados en la Segunda Guerra Mundial, bomberos el 11-S o profesionales de la salud con el COVID-19. Sin embargo, los data scientists juegan un papel importante en la lucha contra el coronavirus.
La lucha contra el coronavirus
Mientras que los profesionales médicos están en la primera línea cuidando a los enfermos, los científicos de datos han asumido la responsabilidad de ayudar a mantener a todos los demás saludables mediante la difusión de información crucial al mundo.
Un ejemplo de ello es el mantra «aplanar la curva». Originario de los Centros para el Control de Enfermedades, la idea es que tenemos que reducir las tasas de infección para evitar el colapso de los sistemas sanitarios. Estas tres palabras salvarán, potencialmente, millones de vidas. Pero no significan nada sin los gráficos simples que ilustran cómo las infecciones lentas pueden mejorar los resultados, y los gráficos no existen sin los datos.
Estas visualizaciones cuentan una historia de crecimiento exponencial que puede ser difícil de comprender para el usuario promedio. «COVID-19 es… algo difícil de razonar. La intuición se rompe», dijo Jeremy Howard en una entrevista. Howard es el cofundador de Fast.ai, que ofrece cursos gratuitos sobre machine learning, y está en la Universidad de San Francisco. Señaló que hay una gran brecha entre la ocurrencia de un brote y los resultados visibles. La naturaleza de una enfermedad es que la enfermedad tarda un tiempo en mostrarse en una persona, y lleva más tiempo verla a escala.
«Esta es una tormenta perfecta de cuán malo es el cerebro humano». «Respondemos a lo que podemos ver. Y respondemos a las historias. Una pandemia no te da estas cosas».
Continuó: «Pero lo que sí tenemos son datos. Los científicos de datos son personas que saben cómo ver los datos y descubrir qué historia nos están contando». Bromeó diciendo que los científicos de datos no son muy buenos para contar la historia, excepto a través de visualizaciones como las que ilustran la necesidad de aplanar la curva».
Y la mayoría de estos datos, si no todos, están disponibles de forma gratuita, así como las visualizaciones que los acompañan. Hay una especie de flota digital que viene a nuestro rescate en forma de datos libres, articulados y visualizados.
Algunos ejemplos
Un ejemplo de ello lo tenemos en el COVID-19 Open Research Dataset, un repositorio legible de unos 29.000 artículos sobre el coronavirus. Esto se ha creado mediante la colaboración de empresas como Microsoft y el Instituto Allen.
Otro ejemplo de los mejores que hay para los no expertos que intentan hacer un seguimiento de la propagación del COVID-19 es un tablero interactivo. Este está mantenido por la universidad Johns Hopkins. Está rastreando las tasas de infección, de recuperación y las de mortalidad por ubicación geográfica.
Volviendo a Howard, Fast.ai pasó el primero de los fines de semana del coronavirus elaborando un artículo sobre cómo protegerse y proteger a nuestra comunidad del COVID-19. Vincula recursos adicionales y ha sido traducido a 17 idiomas hasta el momento.
Todos estos recursos y muchos más están disponibles de forma gratuita y para todos. Son sólo la punta del iceberg. Muchas organizaciones, empresas e individuos están haciendo todo lo posible para obtener datos sobre el COVID-19 y de su historia.
Aún, lamentablemente, falta mucho por contar de esta historia. Pasarán semanas antes de que los científicos de datos consigan salvar el mundo, pero no me cabe ni la menor duda de que lo conseguirán. Los data scientists poseen un conjunto de habilidades cruciales para hacer frente a esta amenaza global. Su trabajo nos ayuda a todos a comprender lo que está sucediendo y, lo que es más importante, qué debemos hacer para que deje de suceder.