A finales de Octubre del 2019 el Departamento de Defensa norteamericano adjudicó el mayor contrato de servicios Cloud a Microsoft por delante de la oferta de Amazon Web Services.
Destacados directivos de Amazon desde el primer momento mostraron indignación ante una decisión que han considerado injusta y motivada por motivos políticos mientras Microsoft aprovechaba para sacar pecho de cómo su tecnología Azure había superado a la de AWS en el mayor examen de la historia del Cloud computing.
La decisión de Bezos y su equipo fue tajante y arriesgada, detener en los tribunales no solo el proceso de adjudicación sino al propio Presidente de los Estados Unidos y a su Secretario de defensa Mark Esper. Un ataque directo al hombre más poderoso del planeta y a su brazo armado.
La Corte Federal de los Estados Unidos, aceptó ayer (13/2/2020) detener el proyecto e investigar la adjudicación como solicitaba Jeff Bezos en su lucha particular con Donald Trump. Algo inédito en un proceso de esta magnitud y que sin duda supone una guerra total entre Amazon y el gobierno actual de los Estados Unidos. Una guerra de consecuencias imprevisibles, en la que hay una asimetría clara a favor del gobierno norteamericano, con un Trump empoderado tras superar recientemente un «impeachment». Parece evidente que sólo pruebas muy claras en contra de la administración federal podrán hacer vencer esta batalla a Bezos.
¿Jeff Bezos y Amazon se han pasado de frenada?
Hay muchos elementos para decir que AWS y por ende todo Amazon se ha metido en lío importante y que le puede salir muy caro.
Las razones esgrimidas públicamente hasta ahora son meramente circunstanciales, aunque es posible que Amazon disponga de pruebas concluyentes que hasta ahora no se conocen, pero de no ser así tendrán enormes dificultades para que un tribunal federal les de la razón.
Hay una serie de elementos que no ayudarán a AWS en esta batalla, algunos de ellos provocados por una gestión de crisis extraña y demasiado emocional.
¿Prepotencia?
Nada más publicarse el resultado de la licitación los principales líderes de Amazon mostraron una actitud pocas veces vista públicamente. No solo por acusar de forma tajante de prevaricación y tráfico de influencias al mismo presidente del gobierno y a todo el sistema de adjudicaciones publicas americanas sin mostrar pruebas concluyentes, sino sobre todo, por el hecho de justificarlas sobre su convencimiento infalible de que la computación y servicios de AWS son mejores, viniendo a decir que el adjudicación a Microsoft se debe a una mera inquina personal.
Si esto es así, ¿podemos decir que los millones de empresas que usan Azure en el mundo también tienen inquina a Bezos? ¿todas las adjudicaciones de grandes cuentas y sector público a favor de Microsoft son injustas por el hecho de que Bezos afirma que su tecnología es mejor?.
Es un mensaje que se puede ver como prepotente ya que trata de decir al mundo que cualquiera que no use AWS se equivoca ya que su tecnología supuestamente va dos años por delante de cualquier otra. Algo que los números desmienten sobre todo viendo que Microsoft lleva muchos trimestres ganando cuota de mercado al gigante del comercio electrónico. ¿Todos los clientes de Azure, Google Cloud, IBM. AliCloud, Oracle son prevaricadores o se equivocan?
¿Emoción vs. razón?
Desde el principio han sorprendido las formas que se han mostrado desde Amazon. Modos cuando menos extraños para una compañía del tamaño y responsabilidad de Amazon realizando acusaciones gravísimas y mostrando un lenguaje demasiado directo con claras muestras de indignación emocional.
«este proceso es resultado de una presión inadecuada del presidente Trump…»
Jeff Bezos
Es extraño escuchar sentencias sumarísimas tan duras como «…este proceso es resultado de una presión inadecuada del presidente Trump, quien realizó rpetidos ataques públicos con el objeto desviar el contrato de AWS y dañar a quien ve como su enemigo político – Jeff Bezos».
Una compañía del nivel de Amazon, ante estás situaciones no suele agitar a la opinión pública con acusaciones de corrupción de su propio Departamento de Defensa de forma tan airada y con expresiones que llegan a bordear lo inapropiado, lo lógico es que se hubiera gestionado de forma más racional y que hubieran sido los abogados y las pruebas las que trabajasen en pos de conseguir descubrir si el proceso debía ser anulado o no y dejando a un lado factores personales y emocionales que no aportan nada positivo.
No es la primera vez que Amazon utiliza términos gruesos en su trato con la administración, un informe de Bloomberg ha revelado que la estrategia de negociación de Amazon para elegir ciudades sede para sus delegaciones se denominó internamente como «Fuck you. We’re Amazon», tratando de mostrar a las ciudades candidatas que solo un trato ventajoso les llevaría a elegirles como sede.
¿Inconsciencia?
¿Le interesa a una compañía como Amazon que supera la capitalización de 1.070B$ (14/2/20) meterse en una guerra total con la administración americana?
Para empezar la Corte Federal le ha obligado a poner una fianza de 42M$ antes de comenzar el proceso de revisión. Es calderilla para Amazon, pero muestra claramente que el Juzgado no se lo toma en broma, y que esos 42M$ servirán para pagar gastos del proceso y otros conceptos en caso de que Amazon pierda el litigio.
«Nunca hagas guerras que no vayas a ganar»
¿Es sensato detener la maquinaria tecnológica del Departamento de Defensa americano? desde luego es muy discutible y los costes y retrasos en avance tecnológico, ni más ni menos que del ejercito más grande del mundo, le pueden salir caros a Bezos. Es impredecible el resultado de este enfrentamiento, lo cual para una compañía como Amazon es un riesgo de alto voltaje.
«Nunca hagas guerras que no vayas a ganar», es un mantra de negocio muy clásico. En este caso o Amazon tiene pruebas muy claras y contundentes (no vale eso de «…mi tecnología es mejor»), o este lío puede acabar generando ruido perjudicial para Bezos y los suyos.
Tampoco parece muy adecuado que justo el día que la corte suprema detiene el proyecto, Jeff Bezos aparezca en los medios con su nueva mansión de 165 millones de dólares convirtiéndose en la más cara de Los Angeles, excesos que en USA se suele pagar con grados de impopularidad.
Final Imprevisible
Nadie sabe como va a acabar esto. Desde luego para el espectador se ha convertido en un show francamente interesante, con todos los ingredientes para hacer una buena película de acción y suspense, que probablemente pronto tengamos en las pantallas.
La apuesta de Amazon parece arriesgada y algunas de las actuaciones previas atisban errores estratégicos y formales, pero todo depende de cómo acabe el proceso, momento en el cual podremos repartir los papeles de héroe o villano entre Bezos y Trump o al revés.
