El Public Interest Research Group (PIRG), ONG estadounidense, ha expresado su preocupación por el plan de Microsoft de poner fin al soporte de Windows 10, y pide a la empresa que reconsidere su decisión. Destacan varias cuestiones, como el impacto financiero en los usuarios que no podrán actualizar a Windows 11, así como las preocupaciones medioambientales relacionadas con la eliminación de los sistemas Windows 10 sin soporte.
Una cuestión medioambiental
En un principio, Microsoft planea finalizar el soporte para Windows 10 en 2025, lo que significa que no habrá más actualizaciones de seguridad para los millones de usuarios que aún utilizan este sistema operativo.
El PIRG señala que muchos PC no pueden actualizarse a Windows 11, y no todo el mundo puede permitirse comprar nuevo hardware para cumplir los requisitos del nuevo sistema operativo.
El grupo expresa su preocupación por la posibilidad de que un gran número de sistemas Windows 10 sin soporte acaben en vertederos, contribuyendo a la basura electrónica.
PIRG ha lanzado una petición dirigida al CEO de Microsoft, Satya Nadella, instando a la compañía a reconsiderar su decisión y continuar proporcionando actualizaciones de seguridad para los usuarios de Windows 10.
Precedentes esperanzadores
PIRG señala que Microsoft ha ampliado el soporte para sistemas operativos antiguos en el pasado, como con Windows XP, que recibió actualizaciones de seguridad durante 13 años, nada menos. Les parece sorprendente que la empresa esté impulsando la transición a Windows 11 con requisitos de hardware más estrictos, según ellos.
¿Dará marcha atrás Microsoft?
En un principio, las preocupaciones del PIRG parecen legítimas. Y es que millones de personas confían en los PC con Windows 10 para su trabajo, educación y necesidades personales. Obligarles a actualizar a Windows 11 podría tener un impacto financiero significativo, especialmente para aquellos que no pueden permitirse comprar nuevo hardware.
Además, la ONG alega que el impacto medioambiental de desechar millones de ordenadores funcionales es una grave preocupación. La basura electrónica es un problema creciente y es importante hacer todo lo posible por reducirla.
En cualquier caso, si Microsoft decide dar un paso atrás, el soporte a Windows 10 podría ampliarse algunos años más, dando margen de tiempo suficiente para que empresas y usuarios puedan sopesar un cambio de hardware que no suponga un problema financiero.